Las mujeres estudiantes

Erika G. Huacuz

Del total de alfabetas existentes en el país el 51% son hombres y el 49% mujeres, diferencia que no es muy significativa y hasta podría considerarse favorable a la mujer. Mientras que del total de analfabetas, el 45% son hombres y el 55% mujeres. Si se toman los diferentes niveles de educación, se observa que a mayor grado de educación, menor es el número de mujeres que participan en el proceso educativo.

En primaria, del total de alumnos el 46% son hombres y el 54% mujeres. Estas cifras aparentemente alentadoras, no lo son tanto, pues la gran deserción y ausentismo existente en la primaria corresponden principalmente a las niñas, alcanzando en zonas rurales más del 80%, ya que generalmente se les ocupa en los trabajos domésticos. Ni ellas sienten la necesidad de educarse ni sus padres tampoco; prefieren en casos de elección, mandar a los hijos hombres a la escuela en lugar de las hijas pues estiman que la inversión es mejor.
En la enseñanza media básica, del total de alumnos el 58% son hombres, mientras que el 42% es de mujeres. En este nivel la diferencia por sexos resulta más significativa que en el anterior. Se orienta a las mujeres a la enseñanza normal o a las carreras comerciales (para secretarias, auxiliares de contabilidad y otras) en general carreras cortas, puesto que se piensa que si son largas no las van a terminar porque se casan o porque resultarán costosas como inversión familiar.

En la enseñanza media superior, el porcentaje de mujeres que estudian es tan sólo del 28%, porcentaje menor al del nivel medio básico.

Finalmente el porcentaje de mujeres que estudia el ciclo educativo superior es de 49% en la licenciatura y de 30% en posgrado, nivel en el que se muestra claramente la desigualdad educativa entre los sexos.

No puede hablarse del país como un todo homogéneo; en las áreas más desarrolladas la participación de la mujer en la educación es mayor, reduciéndose considerablemente en las menos desarrolladas, diferencia por demás obvia, que se muestra sobre todo en los niveles superiores. El sistema de desigualdad social se refleja también en la educación superior.

Menos del 18% de los hijos de obreros y campesinos llegan a las instituciones de educación superior, de esta cifra sólo el 5 % son mujeres. Los estratos bajos de la población no tienen oportunidades de alcanzar un alto grado educativo, principalmente por razones de tipo económico y a veces también por falta de expectativas, por otro lado las mujeres del estrato alto muestran poco interés en hacer estudios de licenciatura, siendo las mujeres de los estratos medios las que tienen más facilidades, tanto por sus condiciones materiales de vida como por sus costumbres y valores.

LAS MUJERES EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Pareciera que uno de los fenómenos que caracteriza la expansión de la educación superior en México en las últimas décadas es la mayor participación de las mujeres. A nivel licenciatura en el último ciclo escolar el 50.7% de la matrícula estaba conformado por hombres y el 49% por mujeres. Una proporción muy semejante al comportamiento de la población respecto al censo de población y vivienda de 2010, si tomamos en cuenta la proporción de 1970 (apenas 4 décadas atrás) de cada cien estudiantes únicamente 17 eran mujeres, podríamos pensar que existe un avance notable en la igualdad de género en nuestro país. Sin embargo tenemos que tener en cuenta otro tipo de factores como es el migratorio, es el caso especial de Michoacán, en el que un gran porcentaje de los hombres en edad escolar vive en Estados Unidos, ésta situación también es compartida por otros estados de la república como son Campeche, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, entre otros.
Este fenómeno se agrava cuando incluimos la variable del empleo, puesto que la brecha de género en los empleos es grande y a pesar de que existe una pequeña brecha de género a favor de las mujeres que logran graduarse de los programas universitarios (3 puntos porcentuales entre los países de la OCDE), la tasa de empleo para las mujeres con educación superior de tipo A (que comprenden principalmente los programas de estudio teóricos) o con diplomas de doctorado o maestría es de 16 puntos porcentuales más baja que la de los hombres con un nivel educativo similar (73% para mujeres frente a un 89% para hombres) ésta es la 4° brecha más grande entre los países de la OCDE, sólo detrás de Corea, Japón y Turquía. Podemos observar que a mayor grado académico es más difícil para las mujeres encontrar empleo, esto debido a que los empleos socialmente destinados a las mujeres han sido hasta ahora, aquellos que desempeñan tareas domésticas o similares a éstas.

Actualmente las carreras en donde la mujer representa más de la mitad, son las humanidades, las artes y las ciencias de la salud, especialmente enfermería, nutrición y educación especial que tienen porcentajes mayores al 80% en participación de mujeres. El número de profesionistas ocupadas es de más de dos millones y sus salarios oscilan entre 21 mil y 10 mil pesos en promedio. Las mejor pagadas están en el área de medico biológicas y ciencias del mar, con ingresos mensuales promedio de 21 mil y 18 mil pesos, seguido de las ingenieras y profesionistas de las ciencias de la salud con ingresos de 11,600 y 11,141 y las profesionistas del área económico administrativas con ingresos promedio de 10, 141.

El que la mujer sea mayoría en la población y en la matrícula de las escuelas de educación superior (1 358 883 en 2009, frente a 1 346 307 varones. SEP, 2010) no se refleja en una mayor participación de las mujeres en los órganos de representación, en la administración pública, en la dirección de los partidos políticos electorales y en otras responsabilidades públicas.

El triunfo ideológico del neoliberalismo ha llevado a una enorme fragmentación de la sociedad lo que ha implicado que el pensamiento del universitario se ha ido modificando el cual se encuentra diluido en la laguna de la academia, este creciente individualismo está marcado por el ascenso de los principios del mercado como elemento regulador de la forma de pensar, actuar y construir la sociedad, las universidades y también a los universitarios, por otro lado y con relación a las desigualdades de género, hay muy poco interés con relación a las mismas por parte de los universitari@s, lo que es necesario entender con mayor profundidad para visualizar el futuro de nuestra sociedad.

¿Qué problemas enfrentan las mujeres actualmente?

Parecería que las políticas con enfoque de género han llegado a un límite, no porque ya exista la equidad de género, para nada, sino porque el posicionamiento de las mujeres en la sociedad y la familia se ha estancado, producto del empantanamiento del sistema capitalista.

Finalmente, el escenario descrito nos refleja la importancia de plantearnos avanzar en la obtención de derechos para la mujer a la par que nos organizamos en torno a un proyecto de sociedad distinta, con la incorporación y participación de las mujeres como eje fundamental en la lucha. Esta construcción implicará el romper con todos los esquemas sociales impuestos en las relaciones entre hombres y mujeres y sólo será posible en la medida en que se develen y derrumben los pilares que sostienen al sistema capitalista, puesto que si bien, la lucha feminista ha tenido avances en términos de derechos civiles (como es el caso de la educación) la realidad indica que aún estamos muy lejos de haber solucionado solamente con las leyes las situaciones más aberrantes y arcaicas que sufren diariamente las mujeres.