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El interés por descubrir la diversidad sexual se ha manifestado a partir del desarrollo de diversas  teorías, algunas de ellas son las teorías psicológicas, de la sexología y de los movimientos sociales como el feminista y el lésbico-gay. Y aunque su mayor reconocimiento se ha dado a través de la lucha social, tampoco ha sido ajena al desarrollo teórico, ya que ésta temática ha ocupado áreas de estudio en las instituciones de investigación y educación superior desde hace varios años.

Una de las principales aportaciones al reconocimiento de una sexualidad múltiple se le atribuye a Freud en 1905[1] que insertó la semilla de la que germinaría la visión moderna de una variedad sexual infinita. Él menciono que la sexualidad tiene obvias manifestaciones a través de las diferentes etapas de la vida, las cuales son polimorfas.

El término diversidad sexual tiene su origen en una concepción “biomédica” de la sexualidad y surge del estudio de las categorías como “desviación o perversión”, aunque se habría que matizar, ya que un concepto que trata de superar las connotaciones negativas que tenían las anteriores denominaciones. Frente a la desviación o la perversión, la diversidad hará referencia aquellas prácticas sexuales que, aun no ajustándose a la norma, no son perjudiciales y pueden ser asumibles por la sociedad. Subrayando que aunque la heterosexualidad es la pauta, hay otros comportamientos sexuales también “universales”.

Este concepto se fundamenta en lo que la antropóloga feminista Gayle Rubin denomina como variedad sexual benigna: “La variedad es una propiedad fundamental de toda forma de vida, desde los organismos más simples hasta las formaciones sociales humanas más complejas”

La diversidad sexual puede considerarse que abarca tres dimensiones para su análisis y definición: 1) la orientación sexual: de acuerdo con la dirección erótico-afectiva del objeto amoroso; 2) la identidad sexual: de acuerdo con la definición sexual que adopta la persona; 3) la expresión sexual: de acuerdo con las preferencias y comportamientos sexuales.

Con el paso del tiempo han surgido nuevas categorías y grupos con diversas preferencias eróticas, mientras que las más antiguas han vivido un proceso de subordinación a medida que gustos especializados, necesidades y aptitudes  específicas se convierten en la base donde proliferan otras identidades sexuales. La lista es potencialmente interminable, ya que cada deseo específico se convierte en un centro de afirmación política y posible identidad social, por lo que resulta imposible enumerarlas y denominarlas todas.

En éste proceso, los estudios sobre las minorías sexuales o grupos con diversas preferencias eróticas han pasado desde los estudios lésbico-gay a los estudios “queer” (raro, en español) que de forma tradicional había sido empleado como peyorativo y ahora se utiliza como una forma de reivindicar las diferencias; mientras que los estudios de la diversidad sexual tienen el objetivo de abrir un espacio para la reflexión sobre las amplias manifestaciones de la sexualidad.

La teoría queer realiza la crítica a las categorías de la identidad sexual: “homosexual” y “heterosexual”, y deconstruye la noción de identidad como una idea provisional y contingente que establece políticas de diferencia entre los sujetos. Siguiendo a Foucault: la teoría queer desnaturaliza la identidad sexual para situarla como una categoría cultural disponible, y no como un atributo esencial de la persona.

En el caso de México debemos reconocer que la diversidad sexual no es un fenómeno nuevo que se encierre a las categorías sexuales modernas y relativamente recientes de “gay, lesbiana” “bisexual o transgénero”; por lo contrario, la diversidad sexual siempre ha existido en todos los ámbitos y regiones de la sociedad mexicana y de todas las sociedades, desde la época de la conquista ejemplo de ello son las crónicas que hace Carlos Monsiváis en el libro “Que se abra esa puerta. Crónicas y ensayos sobre la diversidad sexual”  

Un hecho que sirve para explicar la situación de los que ahora podemos identificar como grupos LGBTTTIQ (lesbianas, gays, transgenero, travesti, transexual, intersexial, queer) se dio en México antes de los años setenta cuando surge la primera oleada de manifestaciones en torno a la temática,  y es “la redada de los 41”. En la madrugada del 18 de noviembre de 1901 en la ciudad de México, la policía irrumpió una fiesta privada en donde encontraron a 42 hombres, la mitad vestidos masculinamente y la otra mitad transvestidos de mujer. Era tal la escena “que hasta el cansado guardián le revolvió el estómago”. Bajo el pretexto de que no contaban con un permiso para efectuar la reunión, los asistentes fueron aprisionados. A los primeros días del arresto, los periódicos y reportes hablaban de los 42 hombres detenidos, hasta que la cifra fue corregida a 41. El chisme oficial a la fecha es que el que escapó era el yerno de Porfirio Díaz, Ignacio de la Torre.

La homosexualidad como tal nunca ha encontrado, en México, un castigo oficial. Siempre ha caído bajo la categoría genérica de faltas a la moral o a veces como en éste caso, ha sido penalizada sin siquiera existir una referencia directa a las transgresiones sexuales.

No es sino hasta los setenta que empieza una transformación en la forma de concebir a la diversidad sexual. Según el editor Braulio Peralta, el Frente de Liberación Homosexual de México fue creado en 1971 después de que un hombre perdió su trabajo en Sears por ser un “afeminado”. En 1978, un grupo de hombres gay participaron en una manifestación en contra del régimen priísta por el decimo aniversario de la masacre de Tlatelolco y fue ahí en donde se discutió, por primera vez, la idea de una marcha gay.

La primera transformación legislativa es la reforma  en el 2001 al artículo 1ro de la constitución Federal. Para completar al genérico “derecho a la igualdad”, se adiciono el ahora denominado “derecho a la no discriminación”: se prohibió toda discriminación motivada por el género, las preferencias “o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.

El siguiente cambio importante vino con la promulgación, con el entonces presidente Vicente Fox, de la Ley Federal para Prevenir  y Eliminar la Discriminación. A diferencia de la ambigüedad constitucional relativa a las “preferencias”, esta ley condenaba “toda distinción, exclusión o restricción que, basada en las preferencias sexuales tenga por efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de oportunidades de las personas” (artículo 4). El propósito de la ley y sus replicas estatales, es poder defender a las personas en todos los ámbitos de la vida: las escuelas, los trabajos, las calles, los hospitales, etc. Para que el ejercicio de sus derechos sea efectivo. Pretende ser el gran parte aguas que incida ahí en donde los derechos humanos no permean.

La tercera transformación fundamental ocurrió en el 2007 a nivel local: tanto en el Distrito Federal (bajo una Asamblea Legislativa predominantemente perredista), como en Coahuila (bajo el gobierno priísta de Humberto Moreira) se aprobaron modificaciones legislativas que permitieron, por primera vez, reconocer y proteger las relaciones afectivas de las parejas del mismo sexo.

En un fallo sin precedentes no solo en México y en América Latina, sino en el mundo la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó la constitucionalidad tanto del matrimonio, como de la adopción entre personas del mismo sexo y su validez en toda la republica. Lo impresionante no fue solo la votación 9 ministros a favor y dos en contra, sino las razones por las que sostuvieron la decisión: la libertad, la igualdad y el pluralismo fueron los ejes de su fallo y los derechos que invoco para sostener las reformas.

La Constitución Federal, tanto por su articulación textual como por la interpretación que de ella ha hecho la Suprema Corte de Justicia de la Nación, favorece la diversidad sexual, además de que también se creó un Consejo Nacional para prevenir la discriminación, el CONAPRED. Reconoce, explícitamente el derecho a la no discriminación por preferencias sexuales y el derecho a la protección de la familia  y la Suprema Corte estableció a la familia como realidad social y no como ideal.     

En el caso de Michoacán, si bien desde 2009 tenemos un marco jurídico antidiscriminatorio, y que la ley mandata la instalación de un Consejo Estatal para prevenir la discriminación y violencia, este aún no ha sido instalado, aunque éste fuera suscrito por diversos actores políticos y sociales para promover políticas públicas y para evitar la diferencia de trato social que permanece en todos los espacios de la vida cotidiana de las y los michoacanos. Pero, ¿por qué no se instala?, ¿cuáles son los impedimentos?:

  • Falta de reconocimiento de la sexualidad en la esfera de la vida, independiente de la reproducción.
  • La protección de la familia nuclear que promueve el sistema capitalista.
  • La influencia de varias religiones que se basa en una doble moral.
  • La homofobia y el heterosexismo como práctica ideológica e institucional de privilegio heterosexual.
  • La constante división de luchas y la falta de organización no solo de personas con preferencias sexuales diversas, si no del proletariado en general, unidos en una sola lucha.

Es por ello, que por delante nos queda afrontar algunos retos, necesarios en la construcción de una nueva moral sexual para las y los trabajadores

  • El mirar un mundo sin categorías, donde la expresión diversa de la sexualidad humana tengan cabida y sea plenamente disfrutada por todas y todos.
  • Solucionar las múltiples injusticias derivadas de la inequidad promovida por los sistemas sociales.
  • Promover una cultura de respeto y tolerancia hacia las mujeres y los hombres que ejercen su sexualidad de manera distinta, dicha cultura debe partir del reconocimiento de ese ejercicio diverso.
  • “Diferencia No debe ser desigualdad”

BIBLIOGRAFIA

Foucault, Michel (1979), Historia de la sexualidad, México: Siglo XXI.

Careaga, Gloria, Cruz, Salvador, Sexualidades diversas. Aproximaciones para su análisis, México: PUEG, programa universitario de estudios de género.

Constitución política de los estados unidos mexicanos, (2006), México: RAF, S. A. de C. V.

http://www.presidencia2012.com/sitio/la-izquierda-en-mexico-movimientos-sociales-y-minorias/item/la-diversidad-sexual-en-mexico.html


[1] Freud, Sigmund (1905), Tres ensayos sobre la teoría de la sexualidad, Barcelona : Amorrortu.

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